Si tu hijo(a) tiene terrores nocturnos, puedes ayudarlo(a) a tener un horario de sueño más estricto, así lo sugiere la Academia Americana de Pediatría.
Los terrores nocturnos suelen ser provocados por un sueño inadecuado. El estrés también puede contribuir a la frecuencia de despertarse durante la noche, afirma el grupo.
Por ello, la academia recomienda cómo ayudar a tu hijo si sufre terrores nocturnos:
- Asegúrale a tu hijo que siempre estarás ahí para protegerlo.
- Anima a tu hijo a hablar sobre lo que sucedió en el sueño y recuérdale que los sueños no son reales.
- Enciende una luz de noche o una luz de pasillo si ayuda a que tu hijo esté más cómodo.
- Cuando tu hijo esté listo, anímalo a volver a dormir.
- Determina si hay algo que esté asustando a tu hijo, como las sombras o el viento.
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Recuerda que los terrores nocturnos son interrupciones del sueño muy similares a una pesadilla, pero son mucho más dramáticos. Aunque los terrores nocturnos pueden ser alarmantes para los padres que los presencian, no suelen ser motivo de preocupación o un signo de un problema médico más profundo.
Durante un terror nocturno, un niño podría:
- Sentarse derecho en la cama de forma repentina
- Quejarse o gritar de angustia
- Tener una respiración más rápida y un latido cardíaco acelerado
- Sudar
- Sacudirse alrededor
- Actuar molesto y asustado
- Después de unos minutos, o algunas veces más, el niño simplemente se calma y vuelve a dormir
A diferencia de las pesadillas, que los niños normalmente recuerdan, los niños no tendrán ningún recuerdo de un terror nocturno al día siguiente debido a que estaban profundamente dormidos cuando sucedió, por lo que no tendrán imágenes mentales para recordar.
No obstante, consulta a un profesional de la salud si tu hijo(a) padece terrores nocturnos con mayor frecuencia, ya que podría tratarse de un problema subyacente.
Vía: Health Day News / Kids Health