No existe una prueba específica para diagnosticar la enfermedad de Parkinson. El diagnóstico se realiza tomando como base el historial de salud y un examen físico y neurológico, así como una revisión de signos y síntomas.

Se pueden utilizar estudios de imagen, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética, para descartar otras afecciones. Sumado a ello, se puede realizar una exploración del transportador de dopamina (DAT, por sus siglas en inglés). Aunque estas pruebas no confirman como tal la enfermedad de Parkinson, sí pueden ayudar a descartar otras afecciones y respaldar el diagnóstico del médico.

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El Parkinson es una condición progresiva, lo que significa que los síntomas de la enfermedad suelen empeorar con el tiempo.

Muchos médicos utilizan la escala de Hoehn y Yahr para clasificar sus etapas. En concreto, la escala divide los síntomas en cinco etapas y ayuda a los profesionales de la salud a saber qué tan avanzados se encuentran los signos y síntomas característicos de la enfermedad.

 

Fuente: Healthline