La anemia se define como tener un recuento, tamaño o función de los glóbulos rojos (RBC, por sus siglas en inglés) inferior a lo normal. No es un problema poco común y, por lo general, puede tratarse.

Usualmente, la anemia se desarrolla de forma gradual y las personas a veces se acostumbran a los efectos hasta que los síntomas empeoran sustancialmente y de manera repentina.

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El tratamiento para la anemia aguda grave puede involucrar una transfusión de sangre. Dicho procedimiento repone sangre de un donante compatible para evitar daño permanente al órgano o que ocurra un fallecimiento. También es posible que se requieran líquidos, electrolitos y medicamentos por vía intravenosa (IV) para tratar la presión arterial alta o baja. En ocasiones, es necesario administrar oxígeno suplementario.

Se puede administrar reposición de hierro o vitamina B12 para que el cuerpo pueda producir suficientes glóbulos rojos sanos. También pueden administrarse otros tratamientos, según las causas de la anemia. Por ejemplo, se utiliza un medicamento antiparasitario para tratar la malaria.

 

Fuente: Very Well Health