Es comprensible que el método de “llorar” para que los niños pequeños duerman no sea el favorito de algunos padres. En serio, ¿quién quiere escuchar a su hijo gritar y llorar durante una hora o más?

No obstante, es una excelente alternativa que suele funcionar para un niño determinado. Entrar en la habitación de tu hijo(a) para darle abrazos y tranquilidad puede ser toda la atención que necesita para causar alboroto a lo largo de la noche. Esto porque, al final, saben que vas a seguir viniendo a la habitación.

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Con el método de llorar, no vuelves a entrar en la habitación, no importa cuánto lloren. En cambio, solo asomarás la cabeza por la puerta para decirle a tu niño(a): «Estás bien, te amo».

Algunas variaciones de este método incluyen regresar a intervalos establecidos o aumentar gradualmente el tiempo entre la partida y el regreso para tranquilizar a tu hijo(a).

No hay forma de endulzar lo duro que será escucharlos llorar, pero probablemente funcionará más rápido que otros métodos que platicaremos más adelante. La verdad es que los niños pequeños más resistentes al sueño pueden llorar o gritar durante horas. Pero para que este enfoque funcione, no puedes ceder o aprenderán que llorar más y más fuerte es la forma de obtener lo que quieren.

 

Fuente: Healthline