El zinc es un oligoelemento presente en las células de los seres vivos —en pequeñas cantidades—. Es indispensable para el desarrollo normal del metabolismo, así como para el buen funcionamiento del sistema de defensa del cuerpo, es decir, del sistema inmunitario.

Especialistas lo reconocen como un catalizador de múltiples funciones pues, además de lo ya mencionado, participa en la división y el crecimiento celular, al igual que en la cicatrización de heridas; sin olvidar que es necesario para los sentidos del olfato y el gusto. Durante el embarazo, la lactancia y la niñez, el cuerpo necesita este mineral para crecer y desarrollarse apropiadamente.

Conoce más: El zinc y su relación con la diabetes

Fuentes alimenticias

  1. Carnes de res, cerdo, pollo y cordero.
  2. Nueces, granos enteros, legumbres y levadura.

* Las dietas bajas en proteínas y las dietas vegetarianas tienden a ser bajas en zinc. 

También se encuentra en algunos medicamentos de venta libre. No obstante, los suplementos de zinc que se toman en grandes cantidades pueden causar diarrea, cólicos abdominales y vómito.

¿Cómo identificar su deficiencia?

  • Infecciones frecuentes.
  • Pérdida de cabello.
  • Inapetencia.
  • Problemas con el sentido del gusto y olfato.
  • Llagas en la piel.
  • Crecimiento lento.
  • Dificultad para ver en la oscuridad.
  • Heridas que tardan mucho tiempo para sanar.

Recomendaciones

Las recomendaciones de zinc, así como de otros nutrientes, varían según la edad y el sexo. Visita a un especialista y recibe asesoría de acuerdo con tus necesidades. Recuerda que la mejor manera de obtener los requerimientos diarios de vitaminas y minerales esenciales es a través de una dieta equilibrada que contenga una gran variedad de alimentos.

 

Vía: Medline Plus