alzheimerInvestigadores de varios países han realizado un avance sustancial para comprender las causas del Alzheimer. Este estudio realizado en el Instituto Pasteur de Lille es la mayor investigación sobre la genética detrás de este desorden, señala el diario británico The Guardian. Los resultados apuntan a que al menos 20 genes juegan un papel en el Alzheimer de inicio tardío, más del doble de los que anteriormente se habían identificado.

Este trabajo da a los investigadores una perspectiva sin precedente de las vías biológicas que conducen a este desorden degenerativo y elevan las posibilidades de que se desarrolle un examen para determinar las susceptibilidad de una persona ante la enfermedad. Este examen sería de gran ayuda en un futuro si se logran desarrollar medicamentos preventivos.

Los investigadores, liderados por Philippe Amouyel, utilizaron información genética de más de 74 000 pacientes con Alzheimer y de sujetos de control saludables para hallar las zonas del DNA comunes en la gente que padece la enfermedad. Si bien se hallaron muchos genes que anteriormente se había observado que estaban implicados en la enfermedad, como el APOE4, que está fuertemente ligado con el Alzheimer de aparición tardía, también se encontraron 11 más que nunca antes se habían vinculado con la enfermedad.

El Alzheimer es la forma más común de demencia y provoca pérdida de memoria, confusión y en una última instancia provoca que el paciente requiera de cuidados de tiempo completo. Se estima que una de cada 14 personas mayores de 65 años la padecen.

Los estudios revelan que se trata de una enfermedad compleja es provocada por cambios en la respuesta inflamatoria, en el sistema inmune, la manera en que son procesadas las proteínas en el cerebro y cómo las neuronas se comunican entre sí.

Entre los resultados más intrigantes de este estudio publicado en Nature Genetics, señala The Guardian, está el descubrimiento de un gene que eleva el riesgo de padecer la enfermedad, el cual está relacionado con el sistema inmune y con anterioridad ya se había observado que elevaba sensiblemente el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple y mal de Parkinson. “Esto nos ayuda a entender la patofisiología de la enfermedad”, consideró Amouyel.

“Si somos capaces de desarrollar tratamientos preventivos contra el Alzheimer, se requeriría aplicarlos de manera temprana”, explica el científico y agrega que “esto nos puede ayudar a identificar a las personas que son propensas a la enfermedad al evaluar sus riesgos individuales”.

Fuente: The Guardian