Los trastornos del movimiento son un grupo de afecciones del sistema nervioso —afecciones neurológicas— que provocan una mayor cantidad de movimientos o movimientos lentos o reducidos. Estos movimientos pueden ser voluntarios o involuntarios.

A decir de especialistas, todo movimiento que realiza nuestro cuerpo requiere de una compleja interacción entre el sistema nervioso central, los nervios y los músculos. Al ser un proceso tan delicado, una lesión o disfunción de cualquiera de estos componentes pueden ocasionar lo que se conoce como trastornos del movimiento.

¿Por qué ocurren los trastornos de movimiento?

Las principales causas de este tipo de trastornos incluyen:

  • Genes.
  • Infecciones.
  • Algunas medicinas.
  • Daños en el cerebro, la médula espinal o los nervios periféricos.
  • Trastornos metabólicos.
  • Derrame cerebral o problemas circulatorios.
  • Toxinas.

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El tratamiento puede variar según el trastorno. Algunos pueden curarse mediante medicamentos y otros mejoran cuando se trata la enfermedad que los ocasiona. No obstante, en la mayoría de los casos no hay una cura, por lo que el tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas.

Señales de un trastorno del movimiento

  1. Ataxia. Pérdida de la coordinación muscular.
  2. Distonía. Contracciones involuntarias de los músculos que causan torsiones y movimientos repetitivos.
  3. Enfermedad de Huntington. Afección hereditaria que provoca el desgaste de algunas células nerviosas del cerebro que ayudan a controlar los movimientos voluntarios.
  4. Enfermedad de Parkinson. Causa temblores, lentitud del movimiento y problemas para caminar. Empeora con el tiempo.
  5. Síndrome de Tourette. Provoca que las personas que la sufren realicen movimientos o sonidos fuera de lo común, llamados tics.
  6. Temblor y temblor esencial. Causan sacudidas no intencionales en una o más partes del cuerpo

Si identificas cualquiera de estos síntomas, visita de inmediato a un especialista. Recuerda que el apoyo y la asesoría de un profesional de la salud puede mejorar tu calidad de vida.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos