De acuerdo con la Clínica Cleveland, en Estados Unidos, millones de personas se perforan las orejas (y otras partes del cuerpo), y la mayoría de ellas no tienen complicaciones graves. No obstante, la irritación leve y las infecciones son comunes para las perforaciones nuevas. En la mayoría de los casos, las infecciones no son graves y desaparecen rápidamente.

Los lóbulos de las orejas son carnosos y grasosos, y poseen un fuerte flujo sanguíneo. Se curan rápidamente, lo que reduce el riesgo de una infección en dichas áreas. La parte superior de la oreja es cartílago, un tejido grueso y rígido con menos flujo de sangre.

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Las perforaciones en la parte superior de la oreja tienen más probabilidades de infectarse, y las infecciones en esta región del cuerpo, en ocasiones, pueden tornarse graves.

Si las bacterias ingresan en una perforación nueva, pueden provocar una infección. Algunas de las causas que provocan lo anterior incluyen las siguientes:

  1. Perforarse las orejas en un ambiente antihigiénico o con equipo no esterilizado.
  2. Tocarse las orejas con las manos sucias.
  3. Quitarse los aretes antes de que cicatrice la perforación.
  4. Descuidar la limpieza diaria de tus nuevos piercings.
  5. Nadar o sumergir la cabeza en una piscina, jacuzzi, lago o río antes de que las perforaciones sanen por completo.

 

Fuente: Cleveland Clinic