Todos necesitamos alimentos para vivir. A veces, una persona no puede comer nada o lo suficiente debido a una enfermedad. Esto puede deberse a lo siguiente:

  1. Su estómago o intestino no funcionan del todo bien.
  2. Recibió una cirugía para extirpar una parte o la totalidad de dichos órganos.
  3. No puede tragar.
  4. Tiene problemas con su apetito.
  5. Está severamente desnutrida.
  6. No puede absorber nutrientes a través de su sistema digestivo.

Bajo dichas condiciones, la nutrición debe suministrarse de una manera distinta, mediante lo que se conoce como terapia nutricional.

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Dicha terapia puede brindarse a través de una sonda de alimentación (nutrición enteral) o, cuando no se puede usar el tracto digestivo, a través de una sonda intravenosa llamada catéter que se inserta directamente en las venas (nutrición parenteral). La cantidad, el tipo y la ruta de nutrición se adaptan específicamente a cada paciente con el objetivo de mejorar sus resultados, minimizar las infecciones y permitir que vivan sus vidas con la mayor normalidad posible.

Los profesionales dedicados a la terapia nutricional trabajan en una variedad de entornos, incluyendo hospitales, agencias de atención domiciliaria, centros de atención a largo plazo y centros de investigación y académicos. Estos incluyen dietistas, farmacéuticos, enfermeras y médicos, quienes pueden trabajar de forma independiente o como parte de un servicio o equipo de apoyo nutricional. Son especialistas en brindar y administrar nutrición enteral y parenteral en diversas poblaciones de pacientes, desde pediatría hasta geriatría.

Fuente: American Society for Parenteral and Enteral Nutrition / U.S. National Library of Medicine