Ampliar nuestra idea de cómo es la Dieta Mediterránea puede hacerla más sostenible y realista para las personas, así lo señala Shana Spence, dietista registrada con sede en Nueva York (Estados Unidos). “Si alguien no tiene gusto por los mariscos o las aceitunas, esta forma de comer no sería sostenible”.

Del mismo modo, si alguien no puede darse el lujo de comer estos alimentos básicos mediterráneos todo el tiempo, puede desanimarse y sentir que una alimentación saludable está fuera de su alcance.

Por otro lado, centrarse en los patrones generales de la Dieta Mediterránea, como comer muchos alimentos de origen vegetal y elegir grasas no saturadas en lugar de saturadas, la hace más flexible y personalizable.

“Todas las culturas comen verduras, frutas y granos. Agregar más de estos alimentos [a tu dieta] es excelente, y hay formas de hacerlo sin pensar que tu herencia particular es incorrecta porque no se celebra en los medios de comunicación principales”, subraya Spence.

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Por su parte, la también dietista Alice Figueroa, destaca que muchas culturas no europeas incorporan alimentos similares: el curry de verduras es un pilar de la cocina india, los salteados son un alimento básico en el sudeste asiático, los guisos guatemaltecos se preparan con muchas verduras y un poco de carne, y la comida etíope se basa en fuertemente en las legumbres.

Aunque estos platos no son necesariamente los que encontrarás en los libros de cocina de la Dieta Mediterránea, contienen muchos de los mismos alimentos y nutrientes.

En última instancia, los ingredientes que son básicos en Grecia, Italia y España podrían no ser accesibles o agradables para todos.

Pero el hecho de que no comas pescado y aceite de oliva todas las noches no significa que tus hábitos alimenticios no sean nutritivos o que no puedas aprovechar los beneficios de la Dieta Mediterránea.

 

Fuente: Healthline