¿Podría la constancia de un oído comprensivo ayudar a proteger tu cerebro contra los estragos del envejecimiento?

Pues una nueva investigación publicada en la revista JAMA Network Open (que analizó datos sobre casi 2,200 adultos estadounidenses) afirma que sí, ya que descubrió que las personas de 40 y 50 años que no tenían a nadie que los escuchara mostraban una edad mental («cognitiva») cuatro años mayor que aquellas que tenían buenos oyentes en sus vidas.

Tener un oído para inclinarse cuando se necesita hablar se asocia con una mayor «resiliencia cognitiva», que es una medida de la capacidad del cerebro para funcionar mejor de lo que se esperaría por la cantidad de cambios cerebrales relacionados con el envejecimiento o las enfermedades, encontró el estudio.

Muchos neurólogos creen que esta capacidad de recuperación mental se puede mejorar mediante actividades que estimulan el cerebro, así como con ejercicio físico e interacciones sociales positivas.

«Pensamos en la resiliencia cognitiva como un amortiguador de los efectos del envejecimiento y las enfermedades cerebrales», señaló el doctor Joel Salinas, miembro del Centro de Neurología Cognitiva de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York e investigador principal del trabajo.

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«Este estudio se suma a la creciente evidencia de que las personas pueden tomar medidas, ya sea por sí mismas o por las personas que más les importan, para aumentar las probabilidades de que retrasen el envejecimiento cognitivo o prevengan el desarrollo de síntomas de Alzheimer, algo que es sumamente importante dado que todavía no tenemos una cura para la enfermedad», agregó Salinas.

La diferencia de cuatro años en la edad cognitiva de las personas que tienen buenos oyentes y las que nos los tienen «puede ser increíblemente valiosa», dijo Salinas.

«Con demasiada frecuencia, pensamos en cómo proteger la salud de nuestro cerebro cuando seamos mucho mayores, después de haber perdido demasiado tiempo décadas antes para construir y mantener hábitos saludables para el cerebro. Pero hoy, ahora mismo, puedes preguntarte si realmente tienes a alguien disponible para que te escuche de una forma comprensiva y preguntarles lo mismo a tus seres queridos. Tomar esa simple acción pone en marcha un proceso para que, en última instancia, tengas mejores probabilidades de mantener una buena salud cerebral a largo plazo y una mejor calidad de vida», aseguró el experto.

Los médicos también deberían preguntarles a sus pacientes si tienen acceso a un oyente confiable, subrayó Salinas.

«La soledad es uno de los muchos síntomas de la depresión y tiene otras implicaciones para la salud de los pacientes. Este tipo de preguntas sobre las relaciones sociales de una persona y los sentimientos de soledad pueden decirles mucho a los médicos sobre las circunstancias sociales más amplias de un paciente, su salud futura y cómo les está yendo realmente fuera de la clínica», concluyó el investigador.

 

Fuente: Health Day News