Los proveedores de atención médica pueden recetar medicamentos estimulantes cuando se trata el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y la narcolepsia. Los estimulantes incrementan el estado de alerta, la atención y la energía. También pueden elevar la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la respiración.

Los estimulantes recetados suelen mejorar el estado de alerta y la concentración en la mayoría de las personas, sin importar el diagnóstico. Tales medicamentos pueden mejorar notablemente el funcionamiento diario de las personas con problemas de concentración significativos, como aquellas con TDAH. Aunque la hiperactividad motora asociada con dicho trastorno en los niños suele desaparecer cuando llegan a la adolescencia, las personas que lo padecen pueden continuar experimentando falta de atención y dificultad para concentrarse en la edad adulta. Como tal, los medicamentos estimulantes pueden ser útiles tanto para adultos como para niños y adolescentes con TDAH.

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Los medicamentos estimulantes son seguros cuando se toman bajo la supervisión de un médico y se utilizan según las indicaciones. Algunos niños que los toman pueden informar que se sienten un poco diferentes o “divertidos”. La mayoría de los efectos secundarios de estas medicinas son menores y desaparecen con dosis más bajas.

A algunos padres les preocupa que los medicamentos estimulantes puedan conducir a un mal uso o dependencia, pero la evidencia revela que esto es poco probable cuando se usan según lo prescrito por el médico. Otros desafíos con el tratamiento estimulante, como la alteración del sueño y el crecimiento lento, generalmente se pueden manejar de manera segura en colaboración con el proveedor de atención médica que receta los medicamentos mientras continúa el tratamiento.

 

Fuente: National Institute of Mental Health