Cuando una persona tiene fiebre, su temperatura corporal está más elevada de lo normal. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, una temperatura normal puede variar de persona a persona, pero generalmente es alrededor de 37 ºC. 

Es importante señalar que la fiebre no es una enfermedad. Por lo general, es una señal de que el cuerpo está tratando de combatir una enfermedad o infección.

Causas

Las infecciones causan la mayoría de las fiebres. Cuando la fiebre aparece, el cuerpo está tratando de matar a las bacterias —o al virus— que causaron la infección. La mayoría de estas bacterias y virus sobreviven bien cuando el cuerpo está a su temperatura normal. Por el contrario, con la fiebre les resulta más difícil sobrevivir. 

Otras causas de la fiebre incluyen:

  1. Medicinas, incluyendo aquellas para la presión arterial y anticonvulsivas.
  2. Enfermedades por el calor.
  3. Ciertos tipos de cáncer.
  4. Enfermedades autoinmunes.
  5. Algunas vacunas para niños.

A decir de especialistas, el tratamiento para la fiebre dependerá de la causa. Si la fiebre es muy alta, un profesional de la salud puede recomendarte la toma de ciertos medicamentos. Es importante aclarar que esto no aplica en todos los casos y tampoco se recomienda para los pequeños del hogar. ¡Evita la automedicación!

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Efectos secundarios de la fiebre

Generalmente, no ocurren daños a raíz de la fiebre, a menos que sea de más de 42ºC. La fiebre sin tratamiento causada por infección pocas veces sobrepasa los 40.6ºC, a menos que la persona afectada tenga demasiada ropa o esté en un lugar caluroso.

Las convulsiones febriles pueden ocurrir en algunos niños. La mayoría de ellas terminan rápidamente y no son señal de que el niño tenga epilepsia. Estas convulsiones tampoco causan ningún daño permanente.

Si tú o alguien de tu familia experimenta fiebre, te recomendamos beber suficientes líquidos para prevenir la deshidratación y consultar a un profesional de la salud. Recuerda que la fiebre es un síntoma, no una enfermedad. No te automediques.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos