Acabas de terminar de ejercitarte y de repente, uno de tus músculos se acalambra, causándote dolor.
Para la gente que practica ejercicio o algún deporte, esto es algo que quizás les resulte más familiar, pero cualquier persona es susceptible de sufrir calambres.
La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos nos menciona algunos posibles factores que desencadenan un calambre muscular:
- Olvidar realizar estiramientos antes de empezar a hacer ejercicio.
- Tener los músculos cansados o atrofiados debido al sobreuso o a la falta de ejercicio.
- Ejercitarse en un clima caluroso, que puede dar lugar a deshidratación y pérdida de electrolitos.
En terminología médica, los calambres son llamados espasmos musculares. Es más común que se presenten en la pierna, pero pueden aparecer en cualquier músculo del cuerpo. Cuando un músculo está en espasmo, se contrae de forma no controlada y pierde relajación. Esto hace que se sienta mucha tensión y a veces se describe como un nudo. El dolor puede ser intenso.
Para diagnosticar un calambre, el médico buscará músculos duros o tensos que son muy sensibles al tacto. Actualmente no existen estudios de imagen ni exámenes de sangre para esta afección. Si la causa del calambre es la irritación de un nervio, como en la espalda, es recomendable realizar una resonancia magnética para hallar la causa del problema.
Al primer signo de espasmo muscular, suspende la actividad que estés realizando e intenta estirar y masajear el músculo afectado. Los espasmos musculares suelen mejorar con reposo y tiempo, y su pronóstico es excelente para la mayoría de las personas. Aprende a ejercitarte de manera adecuada, a fin de impedir que los espasmos se presenten regularmente.
Vía: HealthDay News, National Library of Medicine
