El vértigo es una sensación de que tú o lo que tienes a tu alrededor se está moviendo cuando, en realidad, no hay movimiento real, así lo indica Michigan Medicine, en Estados Unidos.

El movimiento comúnmente se describe como una sensación de giro continuo, pero también puede incluir sensaciones de caída o inclinación. El vértigo puede provocar náuseas y vómitos. Asimismo, puede dificultar la acción de caminar o pararse, y puede promover la pérdida de equilibrio y, en consecuencia, las caídas.

Existen tres tipos comunes de vértigo:

  1. El vértigo leve ocurre ocasionalmente durante un breve período y desaparece por sí solo. También puede ocasionar náuseas, pero no vómitos.
  2. El vértigo moderado requiere que la persona se recueste y permanezca quieta (sin movimiento de la cabeza) para detener la sensación de movimiento. Generalmente se presentan náuseas y es posible que haya vómito, pero también puede haber retención de los líquidos.
  3. El vértigo severo ocurre cuando la sensación de movimiento es continua incluso mientras se está acostado. Las náuseas y los vómitos son tan intensos que vomitarás la mayor parte del líquido que bebas.

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RECUERDA: Un profesional de la salud puede diagnosticar vértigo realizando un examen clínico y recopilando información sobre tus síntomas e historial médico.

Ciertas pruebas y observaciones clínicas pueden ser útiles al evaluar esta afección. Las más usadas son la prueba de impulso cefálico o la maniobra de Dix-Hallpike (los pacientes pasan rápidamente de una posición sentada a acostarse).

En algunos casos, es posible que se requieran pruebas adicionales para diagnosticar el vértigo, que incluyen estudios de imagen, exámenes de audición y pruebas de equilibrio.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health/ Healthline