Tener una discapacidad intelectual es solo superado por la edad avanzada como factor de riesgo de muerte por COVID-19, así lo indica un nuevo estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine.
«Las probabilidades de morir de COVID-19 son más altas para las personas con discapacidad intelectual que para las personas con insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad renal o enfermedad pulmonar», señaló el doctor Jonathan Gleason, director de calidad de Jefferson Health, en Filadelfia, y autor del estudio.
«Esta es una comprensión profunda de que, como comunidad de atención médica, no habíamos notado esta situación hasta ahora», agregó.
Para el estudio, Gleason y sus colegas analizaron 64 millones de registros de pacientes de 547 organizaciones de atención médica en Estados Unidos entre enero de 2019 y noviembre de 2020. En comparación con la población general, las personas con discapacidad intelectual mostraron 2.5 veces más probabilidades de contraer COVID-19, aproximadamente 2.7 veces más probabilidades de ser admitidas en hospitales y 5.9 veces más probabilidades de morir de COVID-19.
Las personas con discapacidad intelectual representan del 1% al 3% de la población en el país norteamericano.
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Por su parte, la doctora Wendy Ross, directora del Centro para el Autismo y la Neurodiversidad de Jefferson Health y coautora del estudio, dijo que «nuestro fracaso en proteger a estas personas profundamente vulnerables es desgarrador. Creo que si podemos diseñar un sistema que sea seguro y accesible para las personas con discapacidad intelectual, nos beneficiaremos todos».
Las personas con discapacidad intelectual pueden ser menos propensas a seguir las medidas de prevención de infecciones, como usar cubrebocas y mantener la sana distancia, mencionaron los investigadores.
Además, es más probable que tengan otros problemas de salud que contribuyan a un COVID-19 más grave.
«Necesitamos comprender más a fondo qué es lo que sucede con estos pacientes», apuntó Gleason.
«Creo que estas personas y sus cuidadores deben ser consideradas como prioridad para los servicios de vacunación y atención médica. Debemos reflexionar sobre por qué le hemos fallado a esta población vulnerable y cómo podemos brindarles un mejor servicio durante esta crisis de salud y en el futuro», añadió Gleason.
«Incluso antes de la pandemia, las personas con discapacidad intelectual han tenido malos resultados de salud. Necesitamos hacerlo mucho mejor», finalizó.
RECUERDA: Si tienes algún ser querido que padezca una discapacidad intelectual y tienes más dudas sobre cómo el COVID-19 puede afectar su salud, acudan con su médico.
Vía: Health Day News