A la mayoría de las personas nos molesta algún sonido en particular. Sin embargo, hay quienes de verdad no toleran ciertos ruidos, pues al escucharlos sienten una aversión y odio enormes. En estos casos se trata de misofonía.

Aquellas personas que padecen misofonía sienten un odio intenso ante sonidos concretos, como el de masticar, respirar o abrir y cerrar repetidamente un bolígrafo.

Estos ruidos pueden provocar que la persona tenga una respuesta inmediata y fuerte de “lucha o huída”, explicó Tim Griffiths, profesor de neurología cognitiva en la Universidad de Newcastle y en el Colegio Universitario de Londres, en Reino Unido.

De acuerdo con Tim, para las personas con misofonía algunos sonidos son totalmente insoportables y, destaca, ciertas anomalías cerebrales podrían explicar por qué.

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Tras realizar una serie de estudios, Tim y su equipo descubrieron que entre las personas con este padecimiento, existe una anomalía en su mecanismo de control emocional, la cual provoca que su cerebro se acelere cuando escuchan los sonidos desencadenantes.

Estos sonidos, expuso el experto, provocan efectos físicos en las personas con misofonía, como aumento de la tasa cardiaca y sudor.

El síndrome no está reconocido por ninguno de los esquemas de diagnósticos clínicos actuales. Este estudio demuestra la presencia de cambios cerebrales críticos como evidencia añadida a fin de convencer a la comunidad médica escéptica de que se trata de un trastorno genuino”, indicaron los investigadores.

Tim afirmó que estos hallazgos pueden ayudar finalmente a la creación de tratamientos para esta afección. “Mi esperanza es identificar la marca distintiva cerebral de los sonidos desencadenantes; esas marcas distintivas pueden usarse para el tratamiento”, concluyó.

   

Vía: Health Library