Una vez terminada la temporada navideña, mucha gente comienza a buscar formas y métodos novedosos para recortar calorías y recuperar la línea. Sin embargo, la solución podría estar justo enfrente de nosotros, según señala un nuevo estudio. La solución, tal vez es tan sencilla como comer despacio, esto podría reducir de manera significativa cuánto come una persona cuando se sienta a comer.
El estudio se realizó entre un pequeño grupo de participantes. que incluía personas con peso normal y con obesidad o sobrepeso. A todos se les dio la oportunidades comer de manera relajada, en condiciones que les permitieran hacerlo lentamente, y en otra ocasión se les hizo comer con el tiempo contado.
Se observó que si bien todos los participantes consumieron una menor cantidad de alimento cuando comieron despacio y se dijeron sentir con menos hambre después, en comparación con una comida rápida, solamente la gente que calificaba como con peso normal redujo de manera significativa la ingesta de calorías.
“Una razón posible de esto (la disminución de calorías) podría ser que comer lento permite a las personas tener una mejor noción de sus sensación de hambre o o satisfacción”, señala Meena Shah, autora del estudio y profesora en el departamento de Kinesiología de la Universidad Cristiana de Texas. Comer lento, agregó Shah, también parece incrementar la cantidad de agua que se toma y la expansión del estómago, lo cual afecta el proceso biológico que determina cuánta comida consume una persona.
El estudio, publicado en la Revista de la Academia de Nutrición y Dietética, señala que si bien a principios de los años 70’s solamente el 15 por ciento de los estadounidenses eran obesos, para el año 2010 este porcentaje se incrementó hasta casi el 36 por ciento.
Para explorar una conexión potencial entre comer lento y la reducción en el consumo de calorías, el equipo se enfocó en 35 hombres y mujeres con peso normal y en 35 con sobrepeso u obesidad. Durante los dos días que duró el estudio, se les pidió a todos que consumieran exactamente las mismas comidas bajo las dos condiciones. La comida “lenta” se extendió alrededor de unos 22 minutos, consistiendo en pequeñas mordida y masticar deliberadamente sin preocuparse por el tiempo. La comida “rápida”, involucró mordidas mayores y masticado rápido, sabiendo que se tenía el tiempo contado. El promedio de las comidas rápidas fue de 9 minutos.
Como resultado se obtuvo que los particpantes con peso normal consumieron 88 calorías menos al comer lentamente, disminución que se considera “significativa”. En contraste, las personas con obesidad o sobrepeso registraron una disminución de 56 calorías durante la comida lenta, la cual no se consideró “significativa”.
Los investigadores señalan que de hecho, el grupo con sobrepeso/obesidad consumió en general menos comida durante el experimento lento y el rápido, comparado con el grupo de peso normal. Ese descubrimiento podría explicar la pequeña disminución de calorías para ese grupo durante la prueba de comer lento, señalaron.
También la autoconciencia entre los participantes podría haber afectado los patrones de alimentación, provocando que consumieran menos comida al estar en un entorno distinto al privado, al mundo real. “Siempre existe la posibilidad de que la gente coma distinto cuando están siendo observados”, añade Shah.
Ambos grupos consumieron menos alimentos al comer lentamente, y el notable incremento en el consumo de agua podría ser la razón de ello. Cuando se comió lentamente, la ingesta de agua aumentó en 27 por ciento entre el grupo de peso saludable y un 33 por ciento entre el grupo con sobrepeso/obesidad.
Susan Roberts, del departamento de Agricultura de los Estados Unidos, sugiere que el estudio tiene algunas debilidades analíticas. “Antes que nada, comer lentamente reduce el consumo de calorías en 10 por ciento en las personas con peso normal y 8 por ciento en las que padecen obesidad”, en este sentido, agregó que “este 10 por ciento se considera estadísticamente significativo, mientras que el 8 por ciento no. Sin embargo, no hay una diferencia significativa entre el 8 y el 10 por ciento, esto significa que… no hay una diferencia en el efecto de la velocidad en que se come respecto al consumo de calorías en función si se tiene obesidad o si se es delgado”. Además, agrega que las personas con obesidad en este estudio comieron substancialmente menos durante las mediciones, lo cual pone en duda sus resultados.
Sin embargo, Lona Sandon, profesora asistente de Nutrición Clínica en el Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas, señala que si bien el estudio no controló un número de factores que podrían haber modificado los resultados y no pudo concluir que exista un vínculo de causa-efecto entre comer lento y un menor consumo de alimentos, existen “otras teorías y campos de investigación que respaldan la teoría de que consumimos menos cuando comemos lento”. En este sentido, la especialista señala que “tomarnos nuestro tiempo para disfrutar y estar más conscientes del alimento que estamos comiendo se asocia con un menor consumo”. Sandon consideró que, finalmente, “podría ser una mejor estrategia para prevenir el aumento de peso, en vez de tratar el sobrepeso y la obesidad”.
Vía: HealthDay News