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La dieta mediterránea incluye mucha fruta, pescado, pollo, frijoles, salsa de tomate, ensaladas y vino, así como un poco de alimentos horneados y pasteles. De acuerdo con un estudio científico sobre la dieta mediterránea, ésta puede reducir la posibilidad de sufrir problemas cardíacos, en particular ataques de corazón, en ancianos con alto riesgo de padecerlos.

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La investigación duró cinco años y abarcó a aproximadamente 7 mil 500 personas en España ; quienes tenían una dieta mediterránea con bastante aceite de oliva o frutos secos vieron reducido 30% el riesgo de problemas cardiovasculares en comparación con quienes recibieron la indicación de seguir una alimentación baja en grasas, pero que en realidad no reducía mucho su consumo.

Este tipo de alimentos son considerados desde hace mucho tiempo como saludables para el corazón, pero tal aseveración se basa en estudios de observación que no permiten comprobarlo. La nueva investigación es mucho más sólida porque a las personas se les asignaron dietas por bastante tiempo y se les dio un seguimiento cuidadoso.

Los doctores incluso hicieron pruebas de laboratorio para verificar que las personas sometidas a la dieta mediterránea habían aumentado el consumo de aceite de oliva o frutos secos como se les había recomendado.

Las personas que participaron en el estudio no recibieron menús rígidos ni objetivos de calorías porque el propósito no era que perdieran peso. Por esta razón quizá fue fácil para estas personas seguir la dieta y sólo casi 7% de ellas la abandonaron en menos de dos años.

¿En qué consiste la Dieta Mediterránea?
La Dieta Mediterránea es una valiosa herencia cultural, que a partir de la simplicidad y la variedad ha dado lugar a una combinación equilibrada y completa de los alimentos, basada en productos frescos, locales y de temporada en la medida de lo posible.

Estas son sus principales características:

  • Abundancia de alimentos de origen vegetal, frutas, verduras, pan, pasta, arroz, cereales, legumbres y patatas.
  • Consumir alimentos de temporada en su estado natural, escogiendo siempre los más frescos.
  • Utilizar el aceite de oliva como grasa principal, tanto para freír como para aderezar.
  • Consumir diariamente una cantidad moderada de queso y yogurt.
  • Consumir semanalmente una cantidad moderada de pescado, preferentemente azul, aves y huevos.
  • Consumir frutos secos, miel y aceitunas con moderación.
  • Carne roja sólo algunas veces al mes.
  • Consumir vino con moderación normalmente durante las comidas y preferentemente tinto.
  • Utilizar las hierbas aromáticas como una alternativa saludable a la sal.
  • Realizar alguna actividad física regular para hacer trabajar al corazón y mantener en forma nuestras articulaciones y nuestro tono físico muscular.
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