Perder peso se reduce a comer menos calorías de las que quemas.

Pero más allá de esa regla básica, estudios recientes realizados en el Instituto Salk en La Jolla, California, muestran que cuando consumes esas calorías, sobre todo de noche, podrían tener un efecto negativo sobre tu peso y tu salud.

A diferencia de nuestros antepasados ​​que se iban a dormir a una hora razonable, la gente de hoy debe quemar el «combustible» de medianoche. Si cenas pesado durante la noche (como si fuera la hora de la comida), es posible que estés frustrando tus esfuerzos para perder peso.

Los investigadores compararon los efectos de algunas dietas diferentes en dos grupos de ratones. Aquellos con acceso a una cantidad determinada de alimentos durante solo ocho horas al día eran más sanos y más delgados que aquellos con acceso a la misma cantidad de calorías, pero sin restricciones de tiempo.

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Los investigadores también probaron esa teoría en un grupo de ratones con obesidad. Cuando la comida se limitó a nueve horas por día, comenzaron a perder peso, a pesar de que la cantidad total de calorías que comieron no cambió. Se observaron los mismos resultados cuando comieron entre 9 y 12 horas al día, incluso cuando las restricciones se quitaron los fines de semana, y ambos son más realistas para las personas.

También existe evidencia de que un patrón de alimentación «acortado» podría prevenir la obesidad, por lo que es una opción a considerar independientemente de tu peso actual.

Para probar este plan alimentación restringida, intenta eliminar todos los refrigerios después de la cena o consume tus últimas calorías del día a más tardar de 8 a 12 horas después del desayuno.

Recuerda que lleva tiempo cambiar el comportamiento, especialmente cuando el hábito es ir al refrigerador antes de acostarse. Puede ser útil dejar de comer una hora antes cada semana hasta que reduzcas tu «ventana» de consumo a ese límite de 8 a 12 horas diarias.

 

Vía: Health Day News