La autoestima constituye una verdadera medicina psicológica, potenciando las defensas orgánicas. También posee otra serie de beneficios.

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El aislamiento, soledad y estereotipos sociales pueden llevar a las personas mayores a padecer cuadros depresivos o sensación de baja confianza en sí mismas. No obstante, la autoestima es un verdadero y útil medicamento  en estos casos.

Esta fortaleza psicológica, que consiste en valorarse a sí mismo de manera positiva, constituye una gran ayuda sobre todo para las mujeres mayores que, ante el complejo panorama mundial actual, tienen incertidumbre sobre el futuro de sus hijos y nietos, pero ¿por qué? Esto se debe a que las mujeres poseen una percepción más poderosa de la conflictividad familiar.

El catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo, José Antonio Flórez, desarrolla esta práctica impulsando el programa “Autoestima, felicidad y salud’’. Su modalidad consiste en talleres psicológicos que pretenden reforzar la autoestima y fomentar su uso como un verdadero medicamento de prevención de enfermedades y, a la vez, tener una alternativa para reducir los gastos en fármacos.

Flórez afirma que «la baja autoestima supone un caldo de cultivo adecuado para que se potencie el envejecimiento patológico, mientras que una autoestima elevada puede servir como protector contra enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, y puede contribuir a la longevidad”.

La psicóloga clínica Margarita Marqués adhiere al planteamiento de Flórez, que «teniendo en cuenta que la autoestima es considerada ‘el sistema inmunológico de la consciencia’, y dada la estrecha relación entre el cuerpo y la mente de las personas, no resulta extraño que también potencie las defensas orgánicas».

Otros beneficios de una alta autoestima
Según el doctor Robert M. Sherfield, estos son otros de los beneficios de tener una buena autoestima:

  • Más seguridad de quien eres y qué puedes ofrecerle al mundo.
  • Capacidad para poder ver los aspectos buenos de los demás.
  • Facilidad para dejar el pasado atrás y disfrutar de lo positivo del presente.
  • Más fortaleza para enfrentar situaciones adversas.
  • Capacidad para perdonarse a sí mismo y a otros.
  • Reafirmación de valores, integridad y forma de ser.
  • Más cuidado de salud física y psicológica.
  • Postura optimista ante la vida.
  • Actitud de felicidad y aptitud para compartir alegría con los demás.
  • Capacidad de responsabilizarse de la propia vida y saber qué hacer con ella.
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