La conservación de la carne es una práctica utilizada desde la antigüedad para evitar que las fuentes de proteínas se echen a perder. Específicamente, la carne seca (como el tasajo o el charqui) se prepara curando la carne en una solución de sal y luego deshidratándola. A veces se utilizan conservantes, saborizantes y otros aditivos durante el procesamiento.

Cabe mencionar que existen muchos tipos de carne seca disponibles, como carne de res, salmón, pollo y búfalo. Incluso hay alternativas de este tipo de carne a base de plantas hechas de coco, plátano y jaca. Dicho esto, ten en cuenta que tales alternativas no son nutricionalmente equivalentes a las carnes secas hechas a base de pura carne.

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La carne seca comercial se puede guardar de manera segura en la despensa hasta por 1 año, aunque el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) recomienda que la carne seca casera se almacene a temperatura ambiente por un máximo de 2 meses.

Cualquier tipo de carne seca se puede disfrutar con moderación, pero las opciones más saludables son aquellas que no contienen azúcar agregada, sabores artificiales o conservantes.

 

Fuente: Healthline