La baja autoestima suele comenzar durante la infancia. Nuestros maestros, amigos, hermanos, padres e incluso los medios de comunicación nos envían mensajes positivos y negativos sobre nosotros mismos.

Por alguna razón, el mensaje de que no eres lo suficientemente bueno(a) es el que se queda contigo.

Tal vez te resultó difícil estar a la altura de las expectativas que otras personas tenían de ti o de tus propias expectativas.

El estrés y los acontecimientos difíciles de la vida, como una enfermedad grave o un duelo, pueden tener un efecto negativo en la autoestima.

La personalidad también puede jugar un papel clave. Algunas personas son más propensas a tener pensamientos negativos, mientras que otras establecen estándares increíblemente altos para sí mismas.

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¿Cómo nos afecta la baja autoestima?

Si tienes baja autoestima o poca confianza en ti mismo(a), es posible que te escondas de las situaciones sociales, dejes de probar cosas nuevas y evites las cosas que te resultan desafiantes.

A corto plazo, evitar situaciones desafiantes y difíciles puede hacerte sentir seguro(a).

A más largo plazo, esto puede resultar contraproducente porque refuerza tus dudas y temores subyacentes. Te enseña la regla inútil de que la única manera de hacerles frente a tales situaciones es evitándolas.

Vivir con baja autoestima puede dañar tu salud mental y provocar problemas como depresión y ansiedad.

También puedes desarrollar hábitos que dañan tu salud (como fumar y beber demasiado) como una forma de sobrellevar la situación.

RECUERDA: Para aumentar tu autoestima, debes identificar las creencias negativas que tienes sobre ti mismo(a) y luego desafiarlas. Las terapias psicológicas como el asesoramiento o la terapia cognitiva conductual (TCC) también pueden ayudar.

 

Fuente: National Health Service (NHS)