1. Anota tus desencadenantes

Identificar y registrar situaciones estresantes puede ayudarte a comprender qué es lo que te preocupa. Algunas de estas pueden ser fuentes sutiles de tensión, como un espacio de trabajo incómodo o un viaje largo.

Lleva un diario durante 1 semana para realizar un seguimiento de tus factores desencadenantes del estrés y tus reacciones ante ellos. Asegúrate de incluir las personas, los lugares y los eventos que le dieron una respuesta física, mental o emocional.

Mientras escribes, pregúntate:

  • ¿Cómo me hizo sentir esto? (¿Miedo, enojado(a), herido(a)?)
  • ¿Cuál fue mi reacción? (¿Visité la máquina expendedora después o salí a caminar?)
  • ¿Cuáles son algunas formas de resolverlo? (¿Cómo puedo encontrar soluciones a este factor estresante?)

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2. Tiempo para recargar

Tomarse incluso unos minutos de tiempo personal durante un día ajetreado puede ayudar a prevenir el agotamiento.

Escuchar un podcast interesante entre reuniones o mirar un video divertido en Internet puede brindarte pausas relajantes durante el día.

También es importante tomar descansos de pensar en tu trabajo al no revisar los correos electrónicos relacionados con el mismo en tu tiempo libre, o desconectarte de tu teléfono por las noches.

RECUERDA: Es fácil subestimar cuál es la cantidad de estrés que te afecta. De ahí la importancia de que pongas en marcha estas acciones si te encuentras emocionalmente agotado(a) y pesimista al final del día.

 

Fuente: Healthline