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La esperanza de vida puede verse fuertemente reducida por el estrés, principalmente de dos maneras. La primera es a través de los efectos directos del estrés en el cuerpo a largo plazo.

El estrés desencadena la liberación de una hormona llamada cortisol que te ayuda a responder a las amenazas aumentando el ritmo cardíaco y respiratorio. Las elevaciones a largo plazo pueden ser perjudiciales y provocar ansiedad, depresión, presión arterial alta y enfermedades cardíacas.

También existe evidencia de que el estrés prolongado puede hacer que las células «envejezcan» a escala molecular.

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Diversos estudios han demostrado que los niveles elevados de cortisol promueven la descomposición de las células y el aumento de la producción de radicales libres. Los radicales libres son moléculas que dañan el ADN celular, provocando que las células envejezcan y funcionen mal de forma prematura. Esto, a su vez, puede ocasionar muchos tipos distintos de cáncer.

Por ello, para gestionar mejor el estrés a largo plazo, es recomendable que pruebes terapias mente-cuerpo como las siguientes:

  • Meditación de atención plena
  • Yoga suave
  • Tai Chi
  • Ejercicios de respiración profunda
  • Relajación muscular progresiva
  • Biorretroalimentación
  • Imágenes guiadas

 

Fuente: Very Well Health