Los rellenos dérmicos, también conocidos como implantes inyectables, rellenos de tejidos blandos, rellenos labiales y faciales o rellenos de arrugas, son implantes de dispositivos médicos aprobados por las agencias sanitarias para ayudar a crear una apariencia más suave y/o más completa en el rostro, incluyendo los pliegues nasolabiales (las líneas que se extienden desde los lados de la nariz hasta los bordes de la boca), mejillas, barbilla, labios y dorso de las manos.

Debido a que algunos rellenos dérmicos se absorben naturalmente con el tiempo, es posible que los pacientes deban repetir el procedimiento después de cierto período para mantener el efecto deseado. Los resultados exitosos dependerán de la estructura del tejido subyacente y del volumen y tipo de relleno utilizado. El tiempo que dura el efecto depende del material de relleno y de la zona donde se inyecta.

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Como ocurre con cualquier procedimiento médico, existen riesgos relacionados con el uso de rellenos dérmicos. Por ello, es fundamental comprender sus límites y riesgos probables.

Cualquier relleno dérmico puede provocar efectos secundarios temporales, efectos secundarios permanentes o ambos. La mayoría de los efectos secundarios asociados con los rellenos dérmicos, como hinchazón y hematomas, se presentan poco después de la inyección y muchos se resuelven en unos pocos días o semanas. En algunos casos, los efectos secundarios de una inyección de relleno dérmico pueden aparecer semanas, meses o años después de la inyección.

Fuente: FDA