Así como otras partes del cuerpo, los huesos pueden infectarse por bacterias u hongos. A decir de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, este tipo de microorganismo puede extenderse al hueso desde la piel cercana, los músculos de alrededor o a través del torrente sanguíneo.

Las personas con diabetes, problemas de circulación o una lesión reciente en el hueso, son las que corren un mayor riesgo de infecciones óseas. También las personas que son tratadas con hemodiálisis, según especialistas.

Síntomas

Los síntomas de una infección ósea incluyen:

  • Dolor en el área infectada.
  • Escalofríos y fiebre.
  • Hinchazón, calor y enrojecimiento del área infectada.

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¿Cómo detectar una infección ósea?

Si identificas los síntomas, visita a un profesional de la salud. Es probable que te realice un examen de sangre o un diagnóstico por imágenes —como rayos X—, con el fin de descubrir si se trata o no de una infección en el hueso.

El objetivo del tratamiento es detener la infección y reducir el daño al hueso y los tejidos circundantes.

Si tienes diabetes, es importante que la enfermedad esté bien controlada. Si hay problemas con el riego sanguíneo a la zona infectada, como el pie, se puede necesitar cirugía para mejorar la circulación, con el fin de eliminar la infección.

Ante cualquier duda, acércate a un profesional de la salud. Con el tratamiento adecuado, puedes recuperarte completamente. El tratamiento incluye antibióticos y muchas veces, cirugía.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos