El asma y las alergias alimentarias pueden estar más estrechamente relacionadas de lo que se pensaba. Incluso más allá del hecho de que las personas con alergias alimentarias poseen un mayor riesgo de desarrollar asma que quienes no las padecen, existe evidencia de que tener asma incrementa el riesgo de sufrir un evento alérgico grave, incluyendo una reacción de todo el cuerpo potencialmente mortal conocida como anafilaxia.

Un creciente conjunto de investigaciones sugiere que el asma y las alergias alimentarias son parte de un grupo más amplio de trastornos conocidos como la «marcha atópica», en la que un trastorno atópico (alérgico) da lugar a otro. Esto no sólo puede alterar la forma en la que el asma y las alergias alimentarias se tratan, sino que además ofrecen un medio para prevenir ambas enfermedades durante las primeras etapas de la vida.

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La relación entre el asma y las alergias alimentarias es compleja. De acuerdo con un estudio del año 2017, entre el 4% y el 8% de los niños con asma padece una alergia alimentaria, mientras que aproximadamente el 50% de los niños con alergias alimentarias experimentarán síntomas respiratorios durante una reacción alérgica, incluyendo sibilancias y dificultad para respirar.

Y no sólo la incidencia de alergias alimentarias en niños con asma es mayor que la incidencia observada en niños de la población general, sino que los niños con asma tienden a ser más afectados por un evento respiratorio cuando aparece la alergia.

 

Fuente: Very Well Health