La transfusión de sangre es un tratamiento médico que reemplaza la sangre perdida debido a una lesión, cirugía o enfermedad. La sangre pasa a través de un tubo desde una bolsa hasta un catéter intravenoso (IV), para después llegar a tu vena.

Es posible que necesites una transfusión de sangre si, por ejemplo, pierdes demasiada sangre a través de:

  1. Lesión o cirugía mayor.
  2. Una enfermedad que causa sangrado, como una úlcera sangrante.
  3. Enfermedad que destruye las células sanguíneas, como anemia hemolítica o trombocitopenia.

Si tienes una enfermedad en la que tu médula ósea no produce suficiente sangre, como anemia aplásica, es posible que requieras transfusiones.

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¿Cómo se recolecta la sangre?

Los bancos de sangre recolectan sangre de donantes voluntarios. Antes de donar, los voluntarios deben responder preguntas sobre su salud actual, historial de salud y cualquier enfermedad a la que puedan haber estado expuestos ya sea mediante viajes a países extranjeros, comportamiento sexual, uso de drogas o pinchazos de agujas (como tatuajes). Solo las personas que aprueben esta encuesta pueden donar sangre.

Después, la sangre donada se analiza cuidadosamente para detectar ciertas enfermedades y determinar el tipo de sangre. Si existe la posibilidad de que la sangre no sea segura de usar, se desecha.

La mayor parte de la sangre que pasa las pruebas se divide en sus componentes y se envía para su uso posterior.

La sangre y sus componentes se pueden almacenar o utilizar durante un breve período de tiempo antes de que deban desecharse. Es por eso que los bancos de sangre siempre están buscando donantes.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health