Tener dificultad para respirar se refiere a problemas para aspirar aire. Sucede cuando a una persona le cuesta trabajo o le resulta incómodo obtener el oxígeno que necesita o siente que no está obteniendo el suficiente aire.

No existe una definición estándar para averiguar en primera instancia si un caso de dificultad para respirar es grave o no. Algunas personas sienten que les falta el aire con solo hacer ejercicio leve -como subir escaleras, por ejemplo-, mientras que en otros casos puede ser síntoma de una enfermedad pulmonar avanzada.

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En algunas ocasiones, un caso de dificultad respiratoria leve puede ser completamente normal y no ser motivo de preocupación. La congestión nasal fuerte es un ejemplo de ello, así como realizar ejercicio extenuante, principalmente cuando una persona no se ejercita regularmente.

¿Cuándo recurrir a un médico?

Los expertos recomiendan buscar ayuda médica de inmediato en los siguientes casos:

-Se presenta dificultad respiratoria de manera súbita o que interfiere de manera seria con la respiración.

-Una persona deja de respirar por completo.

-La dificultad respiratoria está acompañada de molestia, dolor o presión en el pecho; fiebre, falta de aliento después de actividad leve o mientras se está en reposo; falta de aliento despierta durante la noche; opresión en la garganta o una tos ronca; haber inhalado o haberse ahogado accidentalmente con un objeto.

Causas

La mayoría de las causas de una dificultad respiratoria no son peligrosas y son fácilmente corregibles. Sin embargo, es importante acudir al médico cuando los problemas para respirar aparezcan súbitamente o empeoran con el tiempo.

Algunas de las causas más comunes son:

-Coágulos en las arterias de los pulmones (embolia pulmonar).

-Bronquiolitis.

-Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

-Neumonía.

-Presión alta en las arterias de los pulmones (hipertensión pulmonar).

-Bloqueo de los conductos de aire en la nariz, la boca o la garganta.

-Ahogamiento con algo atorado en las vías respiratorias.

-Inflamación alrededor de las cuerdas vocales (crup).

-Inflamación del tejido que cubre la tráquea (epiglotitis).

-Alergias (al moho, caspa de animales o polen).

-Ascenso a grandes alturas, donde hay menos oxígeno en el aire.

-Estrés emocional, como ansiedad.

-Obesidad.

-Ataques de pánico.

 

Vía: Medline Plus