El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por pensamientos repetitivos, no deseados e impulsos irracionales y excesivos para completar ciertas acciones.

Las personas con TOC a menudo son incapaces de detener los pensamientos y comportamientos si no buscan ayuda, así lo indica la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales.

Los proveedores de atención médica todavía desconocen la causa exacta del TOC. Los factores que pueden jugar un papel incluyen lesiones en la cabeza, infecciones y funciones anormales en ciertas áreas del cerebro. Los genes (antecedentes familiares) parecen jugar un papel importante. Haber sufrido de abuso físico también parece aumentar el riesgo de desarrollar TOC.

Los padres y maestros suelen reconocer los síntomas del trastorno en los niños. La mayoría de las personas son diagnosticadas a los 19 o 20 años, pero algunas no muestran síntomas hasta los 30 años.

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Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se realiza entrevistando tanto a la persona afectada como a los miembros de su familia. Un examen físico puede descartar causas físicas o fisiológicas, y una evaluación de salud mental puede descartar otros trastornos mentales.

Los cuestionarios pueden ayudar a diagnosticar el TOC y hacer un seguimiento del progreso del tratamiento.

Para muchas personas con TOC, los medicamentos y la terapia son exitosos cuando se usan en combinación. Más comúnmente, las personas reciben terapia de exposición y respuesta o terapia cognitiva conductual (tipo frecuente de terapia del habla en donde se trabaja con un asesor de salud mental [psicoterapeuta o terapeuta] de forma estructurada, asistiendo a una cantidad limitada de sesiones). También es común recetar un antidepresivo.

También se puede aliviar el estrés de tener un TOC uniéndose a un grupo de apoyo. Compartir con otras personas que tienen experiencias y problemas comunes pueden ayudar al paciente a no sentirse solo.

 

Vía: Health Day News / Medline Plus