La actividad física es uno de los pilares más importantes de un estilo de vida saludable. No sólo mejora tu salud general y aptitud física, también es esencial para reducir el riesgo de muchas enfermedades crónicas. 

De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, existen muchos tipos de ejercicio. Es importante que elijas aquellos apegados a tus necesidades y capacidades.

¡Pon atención!

  • Actividades aeróbicas. Aumentan la respiración y la frecuencia cardíaca. Mantienen el corazón, los pulmones y el sistema circulatorio sanos y mejoran la condición física general. Algunos ejemplos incluyen: caminar a paso ligero, trotar, nadar y andar en bicicleta.
  • Actividad de fuerza. Estos ejercicios fortalecen los músculos. Algunos ejemplos son el levantamiento de pesas y el uso de bandas elásticas.
  • Ejercicios de equilibrio. Estos pueden hacer más fácil caminar sobre superficies irregulares y ayudar a prevenir caídas. Para mejorar tu equilibrio, prueba el tai chi o ejercicios como estar de pie en una pierna.
  • Ejercicios de flexibilidad. Estos pueden ayudar a que tu cuerpo permanezca relajado. El yoga y los estiramientos pueden hacer que seas más flexible.

Incluir ejercicio regular en tu vida puede parecer difícil al principio. Por ello, te recomendamos comenzar lentamente y dividir tu tiempo de ejercicio en bloques. Incluso hacer 10 minutos a la vez está bien. 

Avanza poco a poco hasta hacer la cantidad de ejercicio recomendada. Ésta dependerá de tu edad y estado físico.

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Otras recomendaciones

  1. Elige actividades que trabajen todas las partes del cuerpo, incluyendo los músculos centrales —músculos alrededor de tu tronco y pelvis—. La fortaleza de los músculos centrales mejora el equilibrio y la estabilidad, al tiempo que ayuda a prevenir lesiones en la parte baja de la espalda.
  2. Opta por las actividades que disfrutas. Es más fácil que el ejercicio sea una parte regular de tu vida si te diviertes haciéndolo. 
  3. Ponte metas. Las metas deben desafiarte, pero también ser realistas. Recuerda recompensarte cuando las alcances. Las recompensas podrían ser algo grande, como nuevo equipo de entrenamiento, o algo más pequeño, como entradas al cine.

Antes de comenzar un nuevo plan de entrenamiento, consulta a un profesional de la salud.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos