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Muchas mujeres aumentan de peso después de la menopausia. Esto puede deberse a la disminución de los niveles de estrógeno. Por ello, elevar tu nivel de actividad física te ayudará a evitar dicho aumento de peso. El ejercicio regular beneficia el corazón y los huesos, ayuda a controlar el peso y puede mejorar tu estado de ánimo. Las mujeres que no son físicamente activas tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón, obesidad, presión arterial alta, diabetes y osteoporosis. Las mujeres sedentarias también pueden tener dolor de espalda crónico, insomnio, mala circulación, debilidad muscular y depresión.

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Las actividades aeróbicas, como caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta y bailar, ayudan a prevenir algunos de estos problemas. Asimismo, ayudan a elevar los niveles de colesterol HDL o «bueno». Los ejercicios como caminar y correr, así como el entrenamiento moderado con pesas, promueven el aumento de la masa ósea. En las mujeres que se encuentran en la posmenopausia, el ejercicio moderado ayuda a preservar la masa ósea en la columna y previene fracturas.

El ejercicio también ayuda a mejorar el estado de ánimo. Esto porque unas hormonas, llamadas endorfinas, se liberan en el cerebro. El estado de ánimo mejorado dura varias horas, y también ayuda al cuerpo a combatir el estrés.

Siempre consulta con tu proveedor de atención médica antes de comenzar un programa de ejercicios, especialmente si has sido sedentaria. Tu médico puede recomendarte un programa de ejercicios que sea adecuado para ti.

 

Fuente: Johns Hopkins Medicine