El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus, que se propaga principalmente a través del contacto con fluidos nasales, de la boca o la garganta de una persona infectada. Las gotitas respiratorias contaminadas, liberadas al estornudar o toser, son una vía común de transmisión.

Si una persona contrae sarampión, la probabilidad de contagio es alta, con hasta el 90% de las personas en contacto directo con el infectado contrayendo la enfermedad, a menos que estén vacunadas. 

La vacunación es fundamental para prevenir la propagación del sarampión. Sin embargo, algunos temores infundados sobre la relación entre la vacuna y el autismo han llevado a ciertos grupos a evitar la vacunación. Es importante destacar que estudios rigurosos han desacreditado tales afirmaciones, indicando que la vacunación es segura y vital para prevenir la enfermedad.

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¿Cuáles son los síntomas del sarampión?

Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. La erupción cutánea es uno de los signos más característicos y suele ser el síntoma principal. Esta erupción puede:

  • Aparecer 3 a 5 días después de los primeros síntomas.
  • Durar entre 4 y 7 días.
  • Comenzar en la cabeza y extenderse hacia abajo por el cuerpo.
  • Manifestarse como manchas planas o como protuberancias rojas y elevadas.
  • Provocar picazón intensa.

Otros síntomas comunes incluyen ojos rojos, tos, fiebre, sensibilidad a la luz, dolor muscular, conjuntivitis, congestión nasal, dolor de garganta y manchas blancas en la boca conocidas como manchas de Koplik.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico del sarampión generalmente se basa en la observación de los síntomas y la erupción cutánea. A veces, se pueden realizar pruebas de sangre para confirmar el diagnóstico. No existe un tratamiento específico para el sarampión; los síntomas se manejan con medicamentos para la fiebre, descanso y cuidados generales.

La mayoría de las personas se recuperan completamente del sarampión sin complicaciones graves. Sin embargo, pueden surgir complicaciones como bronquitis, diarrea, encefalitis, otitis media y neumonía, especialmente en casos no tratados.

Si tú o tu hijo presentan síntomas de sarampión, es importante consultar a un médico de inmediato para recibir atención adecuada y prevenir la propagación de la enfermedad.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos