,

La discapacidad intelectual (DI) es un diagnóstico que se da cuando un individuo tiene problemas tanto en el funcionamiento intelectual como en la capacidad de funcionar en las actividades cotidianas. Una persona con DI puede tener problemas para hablar, leer, comer, usar el teléfono, cuidarse o interactuar adecuadamente con las demás personas. En el pasado, solía utilizarse el término «retraso mental», pero ya no se usa en la actualidad. La discapacidad intelectual se diagnostica antes de los 18 años. La mayoría de los niños con DI pueden aprender mucho y, al llegar a la edad adulta, pueden tener una vida parcial o incluso totalmente independiente. Las personas con discapacidad intelectual también pueden padecer diferentes problemas físicos, como convulsiones o dificultad para ver, oír o hablar.

Conoce más: Intervención temprana para niños con discapacidad, información clave para padres

Si sospechas que tu niño(a) tiene alguna discapacidad intelectual, es fundamental que le hagan una evaluación integral para descubrir la causa de la DI y las fortalezas y necesidades específicas para apoyar la adquisición de nuevas habilidades. Muchos profesionales están involucrados en dicha evaluación. Las pruebas médicas generales, así como las pruebas en áreas como neurología (el sistema nervioso), psicología, psiquiatría, educación especial, audición, habla y visión, así como en fisioterapia, forman parte de la evaluación. Un médico, generalmente un pediatra o un psiquiatra de niños y adolescentes, coordina tales pruebas.

Cuando se realiza la evaluación, el equipo a cargo desarrolla, junto con la familia y la escuela, un plan integral de tratamiento y educación. Cuando un(a) niño(a) padece una discapacidad intelectual, el objetivo es ayudarlo(la) a permanecer con la familia y participar en la vida comunitaria.

 

Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychiatry