El sarampión tiene lugar cuando el virus que lo produce ingresa al cuerpo a través de la boca, la nariz o los ojos. Una vez ahí, lo más probable es que ingrese a los pulmones, donde infecta las células inmunitarias.

Dichas células se trasladan hacia los ganglios linfáticos, donde el virus se transfiere a otras células, que después viajan por el cuerpo, liberando partículas de virus en la sangre.

A medida que la sangre viaja por el organismo, esta transporta el virus hacia diferentes órganos del cuerpo, incluyendo el hígado, la piel, el sistema nervioso central y el bazo.

En la piel, el virus del sarampión provoca inflamación en los capilares, lo que provoca la erupción característica de la enfermedad.

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El virus cruza la barrera hematoencefálica e ingresa al cerebro en aproximadamente 1 de cada 1,000 personas. Esto puede ocasionar inflamación en el cerebro que puede poner en peligro la vida.

Una infección en los pulmones hace que una persona tosa, lo que a su vez permite que el virus se transmita a otras personas.

Cualquier individuo que nunca haya tenido sarampión o que no haya recibido la vacuna puede enfermarse si respira gotitas infectadas, o si está en contacto físico cercano con alguien que padece la condición.

 

Fuente: Medical News Today