Al día de hoy, no existe ningún tratamiento real contra el sarampión. En ocasiones, recibir la vacuna contra dicha enfermedad, las paperas y la rubéola (MMR) dentro de los primeros tres días después de haber estado expuesto al virus puede prevenirla.

El mejor consejo para las personas que ya están enfermas es descansar y darle tiempo al cuerpo para que se recupere. Mantente cómodo(a) bebiendo muchos líquidos y tomando paracetamol para la fiebre. No le des aspirina a los niños, pues aumenta el riesgo de que desarrollen una afección rara pero grave llamada síndrome de Reye.

Alrededor del 30 por ciento de las personas que contraen sarampión desarrollan complicaciones como neumonía, infecciones de oído, diarrea y encefalitis, así lo indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). La neumonía y la encefalitis son dos complicaciones graves que pueden requerir hospitalización.

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-Neumonía. Es una infección de los pulmones que da lugar a:

  • Fiebre
  • Dolor en el pecho
  • Dificultad para respirar
  • Tos que produce mucosidad

Las personas cuyo sistema inmunitario se debilita por otra enfermedad pueden contraer una forma de neumonía todavía más peligrosa.

-Encefalitis. Aproximadamente uno de cada 1,000 niños con sarampión desarrollará una inflamación del cerebro llamada encefalitis, señalan los CDC. En ocasiones, la encefalitis comienza inmediatamente después del sarampión. En otros casos, tarda meses en aparecer. La encefalitis puede ser muy grave y provocar convulsiones, sordera y retraso mental en los niños. También es peligrosa para las mujeres embarazadas, ya que provoca que den a luz demasiado pronto o que tengan un bebé con bajo peso.

 

Fuente: Healthline