sentidosLa pérdida o desgaste de los sentidos implica cierto quebranto de las emociones y el deterioro de toda relación con nuestro entorno. Aunque preocupante, resulta natural con la llegada del envejecimiento, especialmente después de los 60 años.

En el caso del gusto y el olfato, existen factores determinantes que podrían disminuir de manera significativa el deleite y la percepción, por tanto, la calidad de vida. Te contamos algunos de ellos:

• Problemas nasales, tales como alergias, sinusitis o pólipos nasales —crecimiento de tumores benignos que obstruyen la respiración—.
• Ciertos medicamentos, como bloqueadores beta e inhibidores de la enzima (ACE) —enfocados a problemas del corazón—.
• Molestias dentales.
• Tabaquismo.
• Lesiones en la cabeza o cara.
• Alzheimer.
• Parkinson.

Además de dañar severamente el estilo de vida, la pérdida del gusto y el olfato lleva a la disminución del apetito y a una mala nutrición. Algunas veces, contribuye a la depresión.

Hay que considerar que estas deficiencias pueden desencadenar otros males en nuestro cuerpo. Por ejemplo, la privación del gusto puede llevar al uso excesivo de sal o azúcar en los alimentos, provocando dificultades en la presión arterial o diabetes.

Si sientes que estás experimentando la pérdida de alguno de tus sentidos, te recomendamos consultar a un médico. Aunque no siempre puede revertirse —como en el caso del envejecimiento— la pérdida del gusto y el olfato, ligada a determinadas causas de deterioro, es tratable.

En tal caso, tu médico puede ajustar los medicamentos que estén contribuyendo al problema, o enfocarse en las afecciones nasales y problemas dentales que causen el deterioro.

De ser necesario, puede recomendarte a un especialista en alergias, oído, nariz y garganta (otorrinolaringólogo), así como a un neurólogo u otro experto.

Recuerda que el cambio está en ti. Busca ayuda y elimina de tu estilo de vida aquellos hábitos que estén dañando tu integridad física.

 

Vía: Mayo Clinic