Para muchas personas, el insomnio desaparece por sí solo. Por ejemplo, una mala noche de sueño (o varias) antes de un examen escolar desaparecerá tan pronto como termine el examen.

Otros factores desencadenantes pueden aliviarse una vez que se identifiquen y aborden adecuadamente. Por ejemplo, tomar cafeína por la tarde, evitar el alcohol como «trago para dormir» y eliminar los dispositivos tecnológicos o las perturbaciones en tu entorno de sueño pueden ser suficientes para que puedas dormir bien.

Si sufres de insomnio crónico, quizás debas buscar ayuda profesional. Puede resultar muy útil abordar las creencias, pensamientos y sentimientos que rodean al insomnio con un tratamiento llamado terapia cognitivo-conductual para el insomnio (CBTI, por sus siglas en inglés).

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Con la CBTI, un psicólogo especialmente capacitado te ayudará a identificar tus desencadenantes únicos y después te ayudará a desactivarlos. Por ejemplo:

  • Si no puedes conciliar el sueño porque te acostaste una hora antes de lo habitual, la restricción del sueño (limitar el tiempo que pasas en la cama y evitar las siestas diarias) puede ser la recomendación.
  • Si permaneces despierto(a) por la noche y no puedes conciliar el sueño, el control de estímulos puede resultar útil.
  • Si tu mente se acelera cuando te acuestas, puede ser beneficioso observar una zona de amortiguamiento antes de acostarte o establecer horarios de preocupación a lo largo del día.

Finalmente, si tu insomnio se debe a un desencadenante de más largo plazo (por ejemplo, un trabajo por turnos o un desfase horario debido a viajes frecuentes), habla con tu proveedor de atención médica sobre las intervenciones que se dirigen específicamente a dicho desencadenante.

 

Fuente: Very Well Health