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Consumir mayores cantidades de ciertos ácidos grasos omega-3 que se encuentran en el pescado puede reducir el riesgo de asma en los niños, pero solo en aquellos que poseen una variante genética común, así lo revelaron investigadores británicos en un estudio publicado en la revista European Respiratory Journal.

Los autores se centraron en los ácidos grasos omega-3 de cadena larga conocidos como ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), que se sabe poseen propiedades antiinflamatorias.

«El asma es la afección crónica más común en la infancia y actualmente no sabemos cómo prevenirla», lamentó Seif Shaheen, de la Universidad Queen Mary de Londres y autor principal del estudio.

«Es posible que una mala alimentación pueda aumentar el riesgo de desarrollar asma, pero hasta ahora, la mayoría de los estudios han obtenido datos «superficiales», midiendo la dieta y el asma durante un período corto de tiempo», agregó.

Para averiguar si la ingesta de omega-3 podría ser importante, los investigadores recopilaron datos de más de 4,500 personas que nacieron en la década de 1990 y cuya salud ha sido monitoreada desde su nacimiento.

Asimismo, analizaron la asociación entre la ingesta de EPA y DHA del pescado a los 7 años de edad y las tasas de asma recién diagnosticada en estos niños cuando tenían entre 11 y 14 años de edad.

En general, la ingesta de omega-3 del pescado no se asoció con la aparición del asma. Pero sí parecía estar relacionada con una menor probabilidad de padecer asma en un subgrupo de niños con una estructura genética particular.

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El ADN en cuestión es una variante muy común en el gen de los ácidos grasos desaturasa (FADS): más de la mitad de los niños tenían esta variante, indicaron Shaheen y sus colegas. Los niños que tienen este gen suelen tener niveles naturales más bajos de ácidos grasos omega-3 de cadena larga en la sangre.

En estos niños, una mayor ingesta dietética de ácidos grasos omega-3 de cadena larga se asoció con un menor riesgo de asma.

De hecho, los jóvenes que se ubicaron dentro del rango más alto en términos de su ingesta diaria de omega-3, tuvieron un 51% menos de riesgo de asma que aquellos en el rango más bajo, encontraron los investigadores.

El grupo de Shaheen enfatizó que este es un estudio observacional, por lo que no puede probar que una mayor ingesta de omega-3 en la infancia pueda prevenir el asma.

Por su parte, Audrey Koltun, nutrióloga y dietista registrada en el Cohen Children’s Medical Center, en Nueva York, y ajena al estudio, reiteró que debido a sus conocidos beneficios contra una gran cantidad de enfermedades, «los omega-3 del pescado se recomiendan de forma rutinaria como parte de una dieta saludable».

No obstante, Koltun mencionó que la investigación deja muchas preguntas sin respuesta, especialmente para los padres de niños que podrían ser quisquillosos a la hora de comer, pues a muchos menores no les gusta el pescado. Cabe destacar, que algunos suplementos de omega-3 se obtienen de fuentes vegetales como las algas, pero no está claro si tales suplementos tendrían el mismo beneficio contra el asma.

Para los niños, Koltun recomienda «darles una dieta saludable más equilibrada que limite los alimentos refinados/procesados», pues se sabe que estimulan la inflamación en el cuerpo. Al mismo tiempo, los padres deben intentar «aumentar el consumo de verduras, frutas, cereales integrales y grasas saludables, incluyendo los omega-3», recomendó.

 

Vía: Health Day News