En el constante viaje hacia la pérdida de peso, las dietas con alto contenido de proteínas han ganado popularidad gracias a su capacidad para inducir una sensación de saciedad y facilitar la reducción de calorías. Sin embargo, ¿son seguras a largo plazo? ¿Qué riesgos y beneficios conllevan?

A decir de la nutricionista Katherine Zeratsky, para la mayoría de las personas sanas, una dieta rica en proteínas no suele ser perjudicial, especialmente cuando se sigue durante un período breve. La sensación de saciedad que brindan las proteínas puede ser útil para controlar el apetito y, por ende, favorecer la pérdida de peso.

Sin embargo, el problema surge cuando estas dietas se mantienen a largo plazo. Investigaciones continúan evaluando los riesgos a largo plazo asociados con las dietas altas en proteínas que restringen la ingesta de carbohidratos. 

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Una de las principales preocupaciones radica en la posible deficiencia de nutrientes y fibra cuando se limita drásticamente el consumo de carbohidratos. Este desequilibrio puede manifestarse en problemas como mal aliento, dolores de cabeza y estreñimiento.

Otro aspecto a considerar es el tipo de proteínas consumidas. Algunas dietas altas en proteínas permiten la ingesta de carne roja, carnes procesadas y otros alimentos ricos en grasas saturadas, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y eleva los niveles de colesterol LDL, conocido como el «colesterol malo».

Además, para las personas con enfermedad renal, seguir una dieta alta en proteínas puede agravar la función renal, ya que el cuerpo puede tener dificultades para eliminar los desechos resultantes de la descomposición de proteínas.

¿Cómo podemos seguir una dieta alta en proteínas de manera segura?

Zeratsky sugiere elegir cuidadosamente las fuentes de proteínas, evitando las carnes procesadas y optando por alternativas más saludables como la proteína de soja, frijoles, frutos secos, pescado y carnes magras. 

Asimismo, destaca la importancia de seleccionar carbohidratos de calidad, como granos integrales, verduras y frutas, en lugar de opciones procesadas y ricas en azúcares refinados.

Es crucial recordar que antes de embarcarse en cualquier plan dietético para perder peso, se recomienda consultar a un profesional de la salud, especialmente aquellas personas con condiciones médicas preexistentes, como enfermedad renal o diabetes.

Recuerda que el mejor enfoque dietético es aquel que sea sostenible a largo plazo y compatible con un estilo de vida saludable y equilibrado. ¡Cuídate!

 

Fuente: Mayo Clinic