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La comunidad compleja de microorganismos que viven en tu intestino se conoce como microbiota intestinal (nombrada coloquialmente como flora intestinal). Esta incluye bacterias, virus, hongos, arqueas y helmintos, siendo las bacterias las de carácter predominante en cuanto a números. De esta forma, tu intestino funge como el hogar de un ecosistema complejo de 300 a 500 especies bacterianas.

La mayor parte de la microbiota intestinal se encuentra en el colon o intestino grueso, que es la última parte del tracto digestivo.

Sorprendentemente, las actividades metabólicas de dicha microbiota se asemejan a las de un órgano. Por tal motivo, algunos científicos se refieren a la flora intestinal como el «órgano olvidado».

La microbiota en tus intestinos realiza muchas funciones importantes para la salud. Para empezar, ayuda a fabricar vitaminas, incluida la vitamina K y algunas de las vitaminas B.

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También convierte las fibras en grasas de cadena corta como butirato, propionato y acetato, que alimentan la pared intestinal y realizan muchas funciones metabólicas importantes para el organismo.

Asimismo, dichas grasas estimulan tu sistema inmunológico y fortalecen la pared intestinal. Lo anterior puede ayudar a evitar que sustancias no deseadas ingresen a tu cuerpo y provoquen una respuesta inmunológica.

La flora intestinal es muy sensible a la dieta específica que cada persona lleve, y varios estudios revelan que una microbiota intestinal desequilibrada está relacionada con numerosas enfermedades.

Se cree que estas afecciones incluyen a la obesidad, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, las enfermedades cardíacas, el cáncer colorrectal, el Alzheimer y la depresión.

Los probióticos y las fibras prebióticas pueden ayudar a corregir dicho desequilibrio, asegurando que tu «órgano olvidado» funcione de manera óptima.

 

Fuente: Healthline