La prevención de la obesidad comienza a una edad temprana. Es importante ayudar a los jóvenes a mantener un peso saludable sin centrarse en la báscula.

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Aquí unos consejos:

  1. Amamantar a los bebés, cuando sea posible. Un análisis de 2014 de 25 estudios encontró que la lactancia materna se asoció con un riesgo reducido de obesidad infantil. Sin embargo, se requiere más investigación.
  2. Alimentar a los niños en crecimiento con porciones apropiadas. La Academia Estadounidense de Pediatría explica que los niños pequeños no requieren grandes cantidades de alimentos. De 1 a 3 años, cada centímetro de altura debe equivaler a aproximadamente 40 calorías de ingesta de alimentos. Anima a los niños mayores a aprender cómo son los distintos tamaños de las porciones.
  3. Construir relaciones tempranas con alimentos saludables. Anima a tu hijo(a) a probar una variedad de frutas, verduras y proteínas diferentes desde una edad temprana. A medida que crecen, es más probable que incorporen estos alimentos saludables en su propia dieta.
  4. Comer alimentos saludables en familia. Cambiar los hábitos alimenticios en familia permite que los niños experimenten una alimentación saludable desde el principio. Esto les facilitará seguir buenos hábitos alimenticios a medida que se conviertan en adultos.
  5. Animarlos a comer despacio y solo cuando tengan hambre. Comer en exceso puede ocurrir si los niños comen cuando no tienen hambre. Este exceso de combustible finalmente se almacena como grasa corporal y puede conducir a la obesidad. Anima a tu niño(a) a comer solo cuando tenga hambre y a masticar más despacio para una mejor digestión.
  6. Limitar los alimentos no saludables en el hogar. Si traes alimentos poco saludables a casa, es más probable que tu hijo(a) los coma. Trata de llenar el refrigerador y la despensa con alimentos saludables y, en su lugar, permite los refrigerios menos saludables muy de vez en cuando.
  7. Incorporar actividad física divertida y emocionante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños y adolescentes realicen al menos 60 minutos de actividad física al día. Las actividades físicas divertidas incluyen juegos, deportes, clases de gimnasia o incluso tareas al aire libre.
  8. Limitar el tiempo de pantalla de tu hijo(a). Pasar más tiempo sentado frente a una pantalla significa menos tiempo para la actividad física y un buen sueño. Debido a que el ejercicio y el sueño juegan un papel clave en un peso saludable, es importante fomentar dichas actividades durante el tiempo frente a la computadora o la televisión.
  9. Asegurarse de que todos duerman lo suficiente. Varias investigaciones sugieren que tanto los niños como los adultos que no duermen lo suficiente pueden terminar pesando más. Los hábitos de sueño saludables de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos incluyen un horario de sueño, un ritual a la hora de acostarse y una almohada y un colchón cómodos.
  10. Saber qué es lo que come tu hijo(a) fuera de casa. Ya sea en la escuela, con amigos o mientras los cuidan, los niños tienen muchas oportunidades de comer alimentos poco saludables fuera del hogar. No siempre puedes estar ahí para monitorear lo que comen, pero hacer preguntas puede ayudar.

 

Fuente: Healthline