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Problemas atenciónEn los últimos años se ha hecho común que los niños pasen más tiempo en la escuela, e incluso se la pasen haciendo tarea los fines de semana y durante las vacaciones; a pesar de que esta situación es vista con buenos ojos tanto por los padres como por los profesores, un grupo de investigadores han comentado que el exceso de tareas y horas de estudio podría causar a los niños trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Leíste bien, según investigadores de la Universidad de Miami, se observa una relación entre el aumento de tiempo que los niños pasan en la escuela y haciendo tareas en casa con el incremento en el porcentaje de menores diagnosticados con TDAH en Estados Unidos.

Jeffrey Brosco, investigador principal y director asociado del Centro para el Desarrollo Infantil Mailman de la citada universidad, explica que socialmente “hemos decidido que el aumento de las exigencias académicas a los niños es algo bueno. Pero en realidad no hemos pensado en los posibles efectos negativos”.

Brosco y su equipo de investigadores exponen que desde los años 70 a la fecha se ha visto un incremento notable en las horas que los niños le dedican a sus estudios, además los pequeños han visto recortado su tiempo libre al participar en actividades “de tiempo completo”.

Algunos de los datos que manejan son que en 1970 el 17 por ciento de los niños participaba en programas que duran el día entero (practicar deportes, tocar algún instrumento, tomar estudios especializados, etc.), mientras que después de la década de los 2000 el porcentaje aumentó al 58 por ciento.

Otro cambio es que, los niños entre 6 y 8 años de edad, pasaban en promedio 1 hora haciendo sus tareas en 1981, en contraparte, en 1997 el tiempo promedio aumentó a más de 2 horas haciendo tareas.

Incluso las exigencias académicas para los pequeños que acuden al preescolar han aumentado. Según los investigadores, en 1993 el 58 por ciento de los padres dijeron que «con frecuencia» enseñaban las letras, las palabras y los números a sus hijos de entre 3 y 5 años; en 2005, el porcentaje aumentó a 77 por ciento.

El problema, señala Brosco, es cuando los padres “están intentando forzar (al niño) a que preste atención a cosas aburridas”. El investigador explica que no se trata de que los padres no enseñen a sus hijos antes de entrar al preescolar, sino que el método de enseñanza sea mediante el juego y la plática, más que con lecciones.

Como ejemplo, Brosco apunta que “los padres deberían leer a sus hijos, eso es interacción social y contar historias”. El problema, enfatizó, surge cuando los padres usan otros medios para presionar a los niños para que lo “hagan bien”.

Finalmente, el investigador comentó que no hay nada malo con que el preescolar dure el día entero, siempre que los niños estén jugando y aprendiendo cosas que son apropiadas para su desarrollo, como llevarse bien con otros niños. “A esa edad (de 3 a 5 años)”, dijo Brosco, «lo más importante es el juego libre, las interacciones sociales y el uso de la imaginación. Debemos tener cuidado de que nuestras exigencias no hagan que los niños sientan que lo están haciendo ‘mal’. Tenemos que hacer que les encante aprender”, concluye.

 

Vía: Health Library