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Una forma de influir en el consumo de carne, y quizás frenar el cambio climático, es a través de los mensajes de las redes sociales, según un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology que se basó en la app Facebook Messenger.

«Los resultados de la investigación son realmente alentadores», destacó Wouter Poortinga, coautor del estudio y profesor de psicología ambiental en la Universidad de Cardiff, en Gales. «Demuestra que podemos hacer cambios en nuestra dieta, y si todos lo hacemos, puede marcar una gran diferencia para el cambio climático».

La producción de carne es uno de los principales impulsores del cambio climático y contribuye con un 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre en todo el mundo. Existe un consenso creciente entre los científicos de que será necesario reducir el consumo excesivo de carne para cumplir los objetivos del cambio climático. Pero la evidencia sugiere que la gente subestima la medida en que el consumo de carne conduce al cambio climático.

El estudio, realizado por investigadores del Reino Unido, descubrió que los mensajes sobre la reducción del consumo de carne por razones de salud, el medio ambiente o ambos llevaron a los destinatarios a reducir el consumo de este alimento.

Los investigadores dividieron a 320 participantes en tres grupos experimentales y en un grupo control. Les enviaron mensajes directos a través de Facebook Messenger dos veces al día durante dos semanas.

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Los grupos experimentales recibieron mensajes sobre las consecuencias ambientales y/o para la salud de comer demasiada carne. También se les pidió que llenaran un diario de alimentos.

Los participantes completaron encuestas sobre consumo de carne y comportamientos amigables con el medio ambiente, tanto al final del período de dos semanas como nuevamente un mes después.

En promedio, los participantes reportaron haber comido de siete a ocho porciones de carne roja o procesada durante la semana previa al envío de los mensajes. Esto se redujo a entre cuatro y cinco porciones durante la segunda semana, y se mantuvo aproximadamente en el mismo nivel un mes después.

La investigación también condujo a un «derrame de comportamiento», destacaron los investigadores, y los participantes dijeron que querían reducir otros tipos de consumo de carne y de productos lácteos.

«Con la llegada de la Navidad, es un buen momento para considerar la cantidad de carne que consumimos a diario y los impactos que esto puede tener en el medio ambiente y en nuestra salud», refirió Emily Wolstenholme, autora principal de trabajo e investigadora en la Facultad de Psicología de la Universidad de Cardiff.

«Nuestro estudio demuestra que crear conciencia entre las personas de estos impactos climáticos les hace pensar en sus hábitos alimenticios. También muestra que las personas están dispuestas a hacer cambios para ayudar al medio ambiente», dijo en un comunicado de prensa de la universidad.

 

Vía: Health Day News