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Hay otras maneras de prevenir los ataques cardíacos y los eventos vasculares cerebrales además de los medicamentos, el ejercicio y la dieta. Varios estudios confirman que las personas que practican la meditación poseen una probabilidad significativamente menor de sufrir un ataque cardíaco, un derrame cerebral o de morir dentro de los cinco años posteriores si sufrieron dichas afecciones. «La meditación puede ser una parte útil de la reducción del riesgo cardiovascular», señala el cardiólogo Deepak Bhatt, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. «Lo recomiendo, junto con la dieta y el ejercicio. También puede ayudar a disminuir la sensación de estrés y ansiedad».

¿Cómo afecta fisiológicamente la meditación?

De acuerdo con el experto, la meditación parece producir cambios en la actividad cerebral. También puede reducir la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria, el consumo de oxígeno, los niveles de adrenalina y los niveles de cortisol, una hormona liberada en respuesta al estrés, agregó Bhatt.

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Existen muchos tipos de meditación que pueden resultar en beneficios fisiológicos, como la meditación guiada, que utiliza imágenes mentales para ayudar a relajarte. Otra opción es la meditación trascendental, que utiliza la repetición de un sonido o una frase para ayudar a vaciar la mente. Finalmente, está la meditación conocida como atención plena, que se centra en el momento presente y ayuda a que te aceptes sin juzgarte. Para aprovechar los beneficios de la meditación, el doctor Herbert Benson profesor de la citada escuela y experto de renombre mundial en medicina de la mente y el cuerpo, recomienda meditar durante, al menos, 10 minutos al día para obtener los beneficios fisiológicos.

Un ejercicio básico de meditación del doctor Benson es el siguiente:

  1. Siéntate en silencio y cierra los ojos. Respira lentamente.
  2. Relaja todos los músculos, comenzando por los pies, las piernas y los muslos. Encoge los hombros, gira el cuello hacia la izquierda y hacia la derecha.
  3. En cada «exhalación», di la palabra «paz».
  4. Cuando te vengan a la mente pensamientos, opta por volver a ellos más tarde y repite la palabra «paz».
  5. Continúa el ejercicio durante al menos 10 minutos. Repite todos los días.

 

Vía: Harvard Medical School