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Un nuevo estudio publicado en la revista Thorax señala que los compuestos en la carne pueden desencadenar sibilancias en algunos niños, lo que potencialmente puede provocar asma u otras afecciones respiratorias.

Estos compuestos, denominados productos finales de glicación avanzada (AGE, por sus siglas en inglés), se liberan cuando la carne se cocina a altas temperaturas mientras se asa a la parrilla, se fríe o se cocina. Los AGE se adhieren a las células de los pulmones, causando inflamación y una respuesta del sistema inmunológico que puede provocar sibilancias, explicaron los autores.

«Las sibilancias infantiles son a menudo la primera manifestación de enfermedad de las vías respiratorias, sobre todo del asma», destacó la doctora Jing Gennie Wang, investigadora principal del trabajo y especialista en medicina pulmonar, cuidados intensivos y del sueño en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus (Estados Unidos).

«Nuestro estudio sugiere que una dieta con ingesta elevada de carne que no sea de mariscos puede ser perjudicial para las vías respiratorias y la salud pulmonar en los niños», advirtió.

«Esta asociación es cierta para las carnes procesadas como las salchichas y el salami, las carnes rojas como la ternera y el cerdo y las aves de corral. Pero no para comida del mar, como pescados y mariscos», indicó Wang.

Sin embargo, es prematuro hacer recomendaciones para realizar cambios en la dieta, pues se requieren más investigaciones, agregó.

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«Nuestro estudio se suma a un creciente cuerpo de literatura que sugiere que un consumo más frecuente de carnes y compuestos proinflamatorios asociados podría tener efectos perjudiciales en los pulmones», refirió la experta.

Para el estudio, el equipo de Wang analizó el efecto de los AGE entre casi 4,400 niños estadounidenses (de 2 a 17 años) que participaron en la Encuesta Nacional del Examen de Salud y Nutrición de 2003 a 2006. En concreto, los investigadores utilizaron el Cuestionario de Frecuencia de Alimentos para calcular cuántos AGE consumieron los menores, y también examinaron los informes sobre sus síntomas respiratorios.

Del total de los niños, el 13% experimentó sibilancias durante el último año.

Después de tomar en cuenta factores como la edad, el sexo, la raza/etnia, los ingresos familiares y el peso, un mayor consumo de AGE se asoció con un aumento del 18% en las probabilidades de sibilancias, descubrieron los investigadores.

Asimismo, un mayor consumo de AGE se asoció con un incremento del 26% en las probabilidades de desarrollar trastornos del sueño debidos a sibilancias, un aumento del 34% en las sibilancias durante el ejercicio y un aumento del 35% en la necesidad de medicamentos para tratar las sibilancias.

Cabe subrayar que la investigación no pudo probar que comer carne causara en sí las sibilancias y sus posibles consecuencias, pero sí que parece existir una fuerte asociación, enfatizó Wang.

 

Vía: Health Day News