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depresiónAunque se sabe que la depresión, el estrés y el agotamiento aumentan el riesgo de ataque cardíaco, las personas que ya han sufrido este tipo de episodios podrían no estar recibiendo el tratamiento necesario para evitar estas afecciones, según una investigación reciente.

El estudio, que incluyó a más de 800 personas que sufrieron con anterioridad un ataque cardíaco, mostró que el 14% de los participantes tenía síntomas de depresión.

Los investigadores compararon a este grupo con una cantidad igual de personas que nunca había sufrido un episodio de ese tipo. De este último, sólo el 7% padecía esta enfermedad mental.

Los síntomas de depresión y agotamiento se asociaron con un riesgo doblemente alto de sufrir un ataque cardíaco, aunque no se demostró que en realidad provocaran dichos ataques.

De igual manera, los pacientes que sufrieron problemas en el corazón eran más propensos a sufrir estrés en casa (18% frente al 11%) y en el trabajo (42% frente al 30%). El estudio halló que incluso los niveles moderados de estrés en casa estaban asociados a un riesgo doblemente alto de sufrir un ataque cardíaco.

“Los pacientes que sufrieron un ataque cardíaco tenían más estrés, tanto en el trabajo como en casa, pero resultó interesante que no hubiera diferencias entre los dos grupos con respecto al estrés económico», comentó la especialista Barbro Kjellstrom, del Instituto Karolinska de Suecia.

Asimismo, los pacientes —con afecciones en el corazón— reportaron que tenían menos control de su situación laboral. Además, eran más propensos a estar divorciados; mientras que las personas del grupo sin males cardíacos vivían, con más frecuencia, con su pareja.

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Los investigadores encontraron que muchos más pacientes que sufrieron un ataque cardíaco habían estado enojados las últimas 24 horas.

A decir de los investigadores, los pacientes con males cardíacos no buscaron ayuda para la depresión, o si lo hicieron, sus síntomas no se reconocieron ni gestionaron de forma adecuada.

“Una moraleja importante es que los médicos pregunten a los pacientes: «¿Cómo se encuentra?», y que escuchen la respuesta, en lugar de quedarse mirando al vacío, porque ellos mismos están estresados», dijo Kjellstrom.

 

Vía: Health Library