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estado-animo-1Actualmente existe evidencia que apunta a que los estados mentales, como el estrés, pueden afectar la salud. A pesar de los datos existentes, a los científicos les resulta difícil explicar a nivel molecular cómo es que el humor se conecta con los extensos y complejos sistemas nervioso e inmune. De hecho, muchas veces el campo en el que algunos científicos tratan de encontrar este vínculo, llamado como psiconeuroinmunología, ha sido criticado por una supuesta falta de rigor.

El profesor Steve Cole, del Centro Cousins para la Psiconeuroinmunología de la Universidad de California (UCLA), Los Ángeles, ha intentado remediar esta percepción a través del uso de un extenso análisis de la transcripción genética, buscado patrones generales de la expresión génica en las células. “Mi trabajo es ser un rastreador empedernido”, señala.

Con su equipo de investigación, el profesor ha publicado una serie de estudios que sugieren que los estados mentales negativos como el estrés y la soledad provocan respuestas inmunes impulsando amplios esquemas de expresión génica, lo cual moldea nuestra habilidad para combatir enfermedades.

Según señala la revista Nature, si el científico está en lo correcto, la forma en la que las personas ven el mundo podría afectar enormemente la salud, desde el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la diabetes y males cardíacos, hasta la forma en la que se desarrollan condiciones como el VIH y el cáncer. En la actualidad, Cole ha decidido dar una nueva perspectiva a sus investigaciones y cambiar el campo de los sentimientos negativos por el de los sentimientos positivos. Esto, señala la reconocida publicación, implica una estrategia riesgosa, pues “su trabajo ya ha sido criticado por ser un pensamiento optimista y moralizante. Sin embargo, el pago sería nada menos que el descubrimiento de una forma de vivir más sana”.

El tema es aún controvertido, “si hablas con cualquier neurobiólogo o inmunólogo de alto nivel sobre Psiconeuroinmunología, invariablemente esbozará una sonrisa”, señala el inmunólogo de la Universidad de California en Los Ángeles, Stephen Smale. El investigador, que no tiene relación con el Centro Cousins, agrega que a pesar de esto, “no significa que el tema será ignorado por siempre. Algún día necesitaremos confrontarlo y tratar de entender cómo es que el sistema inmune y el sistema nervioso interactúan”.

En 1964, el editor de revistas Norman Cousins fue diagnosticado con espondilitis anquilosante , una enfermedad crónica autoinmune, y se le dieron una oportunidad en 500 de recuperarse. Cousin rechazó el pronóstico y se lanzó en su propio programa de terapia de la felicidad, incluyendo dosis regulares de películas de los Hermanos Marx, con ello logró acreditar una sorprendente y dramática recuperación. Más tarde estableció el centro que lleva su nombre, en el cual se investigan los factores psicológicos que realmente podrían mantener a la gente sana.

En su momento, los científicos tradicionales rechazaron la idea de que cualquier estado psicológico, ya fuese positivo o negativo, pudiera afectar el bienestar físico. Sin embargo, durante la década de los años 80 del siglo XX y principios de los 90, algunos estudios revelaron que el cerebro está directamente conectado con el sistema inmune y que partes del sistema nervioso están conectadas con órganos relacionados con el sistema inmune como el timo y la médula ósea, así como la existencia de receptores para neurotransmisores en las células inmunes, lo que sugirió una comunicación cruzada. Estas conexiones parecían tener una relevancia clínica, al menos en el caso del estrés, según lo demostraron las investigaciones sobre el tema del virólogo Ronald Glaser.

Desde entonces el campo de la Psiconeuroinmunología ha crecido enormemente, con escuelas de medicina de todo el mundo abriendo sus propios departamentos sobre el tema. Actualmente es aceptado que las respuestas del cuerpo ante el estrés pueden suprimir partes del sistema inmune y, a largo plazo, provocar niveles dañinos de inflamación. También existe una gran cantidad de información obtenida a través de estudios epidemiológicos que apuntan a que el estrés puede influir en diversas condiciones crónica e infecciosas. Sin embargo, los investigadores todavía se encuentran muy lejos de entender exactamente cómo es que las señales mandadas por el cerebro inciden en la salud física.

Cole ha realizado estudios para analizar los efectos de la soledad, con los cuales se logró determinar que ésta constituye uno de los riesgos psicológicos más altos para la mala salud, sin embargo lo que no se pudo demostrar es si los problemas de salud eran causado por la soledad en sí misma o por factores relacionados con ella, como que la gente solitaria es más propensa a tener una mala alimentación o a no visitar al doctor con regularidad.

estado-animo-2En otro estudio, publicado por la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias, el profesor de la UCLA pudo observar cómo el bienestar eudaimónico (el bienestar en el que lo relevante es el desarrollo del potencial humano) se presenta en mayor es niveles entre las personas que gustan de “hacer el bien”. Esto, explica el investigador, da a las personas un sentido de propósito y significado vital, lo cual impacta favorablemente en la expresión génica de sus células inmunes. Durante la investigación, este tipo de personas presentó bajos niveles de expresión de genes inflamatorios y una respuesta inmune más enérgica.

A pesar de las críticas y de que la disciplina se encuentra apenas en sus primeros años de vida, el profesor Cole sostiene que está convencido por la evidencia de que las emociones positivas pueden contrarrestar los efectos de la adversidad. En este sentido, lo que señala el profesor de la Universidad de California tiene sentido, a fin de cuentas, en lo que se decide el debate sobre el tema, a nadie le puede hacer daño un poco de buena actitud ante la vida.