Los pescados grasos son una gran fuente de proteínas y de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA).

Aunque todos los tipos de pescado contienen algunos ácidos grasos omega-3, los pescados grasos se encuentran entre las mejores fuentes. Tales pescados incluyen los siguientes:

  • Salmón
  • Sardinas
  • Arenque
  • Caballa
  • Anchoas

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De acuerdo con varios estudios, el EPA y el DHA ayudan a reducir la inflamación, que de otro modo podría provocar síndrome metabólico, enfermedades cardíacas, diabetes y enfermedades renales.

Cabe destacar que tu cuerpo metaboliza dichos ácidos grasos en compuestos llamados resolvinas y protectinas, los cuales tienen efectos antiinflamatorios importantes en el organismo.

Otras investigaciones han descubierto que las personas que consumen salmón o suplementos de EPA y DHA experimentan reducciones en el marcador inflamatorio conocido como proteína C reactiva (PCR), la cual es producida por el hígado y se envía al torrente sanguíneo en respuesta a una inflamación.

No obstante, en un estudio publicado en la revista The American Journal of Cardiology, se encontró que las personas con latidos cardíacos irregulares que consumieron EPA y DHA diariamente no experimentaron diferencias en los marcadores inflamatorios en comparación con las que recibieron un placebo.

 

Fuente: Healthline